Sí. Puede ser cierto que nos aceleramos, que nos pudo la química, la magia, la complicidad. Puede ser cierto también que no le hicimos caso alguno a los consejos (propios y ajenos) de esperar y tomarnos "esto" con calma. "Esto". Ese es el nombre que le dimos ante la incapacidad de definir tanto con una o unas pocas palabras. Porque, a fin de cuentas, ¿cómo llamarle a esta gana de tenernos, de mirarnos, de ser felices de la mano? Pero más que todo, ¿por qué darle un nombre y encasillarlo como "algo" cuando en realidad ese "algo" lo es todo?
¿Que te avise si nos estamos precipitando? Así será entonces. Te lo haré saber. Y te pido lo mismo. Avísame.
Aunque al final del día (o de la noche) decidamos ir más lejos y más rápido.
Eso es to.
Eso es to.
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