Hoy el lunes es feo. Y punto.

Después de la partida de mi abuelita hace un poco más de un año, ayer le siguió su compañero de vida. Mis abuelo Lucas Agenor. Mientras les dio la salud, andaban de la mano, de arriba a abajo. Siempre en sus viajes, por sus tierras. Pendientes de las cosechas y todo lo que conlleva. Siempre cariñosos. Qué duro afrontar la vida sin ellos. Mi abuelo que jugaba fútbol conmigo en una terracita de 12 m. cuadrados y mi abuela que me esperaba con el chocolate caliente o el jugo frío, según el clima y el ánimo. Mi abuelo que me insistía que coma mote, "para que críe músculo" según él me decía y mi abuela que me preparaba las golosinas que yo devoraba. De ellos heredé mi casi obsesión por la ortografía, el gusto por la historia, por la aventura, por los viajes y por los pasillos. No sé si exista el cielo, pero estoy segura que ellos dos estarán en un sitio privilegiado donde quiera que estén.

Recordé la primera canción que me enseñó a tocar mi abuelo cuando tenía 7 años, el vals Dos palabras, ya casi no tenía eso en RAM.. Son pasadas que me juega la memoria.. De repente vino eso a mí, junto con historias de cuando mi abuelo estaba en la aviación, de cuando venía en caballo de sabediosdónde, de cuando daba de comer a los pajaritos que llegaban a dar a su terraza.. Tantas cosas.. No estoy triste. Estoy despedazada.

Porque el dolor cuando es por dentro es más fuerte
no se alivia con decírselo a la gente..

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